No puedo creer que ya tengas 13 años. Parece que fue ayer que conocí y me enamoré de tu mamá. Pasados algunos años, decidimos que queríamos vivir juntos, para siempre.
Luego viniste tú. Yo estaba feliz, no cabía de la felicidad. Y como si nada, hoy cumples 13 años.
Ayer te llevaba de la mano para que no te cayeras. Ayer era tu héroe y cantábamos a gritos mientras estábamos en el tráfico vehicular.
Ayer bailabas y no te cansabas de ver la misma película mil veces.
Ayer liberamos por primera vez a un dragón cuando terminaste tu primer libro.
Ayer te llevé por primera vez al colegio y tú fuiste más valiente que yo.
Ayer contábamos a tres y en el dos ya te había sacado el diente.
Ayer nos subimos por primera vez juntos a un avión.
Ayer fuiste por primera vez a un colegio en el que no hablan tu idioma materno.
Y hoy, cumples 13. Tengo una mezcla de alegrías y tristezas. No quiero que crezcas, quiero no solo retroceder el tiempo, quiero detenerlo y por consiguiente quiero que sigas siendo pequeña. Quiero discutir sobre la justicia, sobre los cerditos y el lobo.
Quiero desearte lo mejor. Quiero que sepas que con tu mamá hacemos lo mejor que podemos – sí, con todos los errores incluidos – por darte todas las herramientas para que puedas ir – como siempre dice Buzz – al infinito y más allá.
Siempre, siempre, estaré aquí para ti. Siempre con un libro, siempre con preguntas, siempre para ti.
Besos Shushis, te amo hija